Esta mañana mientras compartía el mensaje de la palabra del Dios en la congregación el Señor nos llevaba a la reflexión sobre la importancia que tiene la comunión con Las Escrituras para el desarrollo de nuestra vida espiritual. Es increíble ver cuantos creyentes asisten todas las semanas a sus congregaciones, sin embargo no tienen una verdadera comunión diaria con las escrituras. Cuando nos evaluamos con sinceridad y nos preguntamos ¿cuánto tiempo dedicamos a la palabra de Dios cada día? nos damos cuenta de una realidad cruda y triste, no le damos la importancia que debe tener la palabra del Señor en nuestro día a día; y es aquí en donde debemos realmente dejar que el Espíritu Santo redarguya en nuestro corazón porque no podemos pasar el resto de nuestra vida caminando sin comunión con la palabra del Señor. Es hermoso leer como en las escrituras se declara de manera categórica que debemos amar la ley de Dios y debemos meditar en ella de día y de noche. ¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación. Salmo 119:97 RV60 Así como los niños recién nacidos desean y piden la leche materna que los nutre y sustenta debemos nosotros desear con pasión la palabra del Señor; de la misma manera que deseamos un buen platillo de comida y nos hace agua la boca debemos sentir placer en la palabra de Dios que nos nutre, sustenta y contribuye a nuestro crecimiento espiritual. El salmista expresaba de una manera hermosa lo dulce que eran las palabras del Señor para él. ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca. Salmo 119:103 RV60 Quizás usted tenga una biblia en su casa, o en alguno de sus dispositivos electrónicos, hoy quiero animarle a que vaya un poco mas allá de tenerla empolvándose en casa o ocupando un espacio en su smatphone o tablet. Quiero invitarle a que a partir de hoy pueda comenzar a enamorarse de la palabra de Dios. ¿Cómo? comience leyéndola, medite en ella, escudríñela y obedézcala. Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Santiago 1:22 RV60 Mi querido hermano, no basta con ir a la iglesia todas las semanas a escuchar un buen sermón de Las Escrituras, es necesario enamorarnos de la palabra de Dios, tener comunión con ella, y practicarla para que de esta manera nuestras vidas sean transformadas por la exposición de nuestros corazones delante de la ley del Señor. El anhelo de mi corazón es que usted y yo seamos cada día más como Jesucristo. Déjeme un comentario y cuénteme su experiencia enamorándose de la Palabra de Dios y lo animo a compartir esta reflexión con sus amigos a través de las redes sociales. Le bendigo fraternalmente en Cristo Jesús. Pastor Fredy Gaytán www.fredygaytan.org
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La gracia de Dios está clara y sencillamente definida como un regalo que viene de parte de Dios que sin lugar a dudas no merecemos. Es acá en donde partimos con nuestra reflexión de hoy. ¿Qué hemos hecho para merecer todo lo que Dios nos ha dado? bueno primero reflexionemos un poco ¿qué hemos recibido de Dios? Para comenzar la vida, el simple hecho que hoy esté leyendo este material nos permite ver que usted hoy se levantó sin haber hecho nada para mantenerse con vida ni mucho menos para merecer un día más, sencillamente es un don de Dios, así podemos seguir señalando tantas cosas que recibimos de Dios, la familia, el trabajo, las oportunidades, etc. El don de la salvación también es algo que se constituye en un regalo de Dios ¿por qué?, es sencillo, no lo merecíamos, no hicimos nada para ganárnosla, simplemente Dios nos la otorga como un regalo por medio del sacrificio de nuestro Señor Jesucristo, nosotros no podíamos y no podemos hacer absolutamente nada humano, ningún esfuerzo físico, moral o espiritual para que por nuestra cuenta pudiésemos haber comprado o alcanzado la salvación. Es sencillamente por medio de Cristo Jesús que podemos obtenerla. En ningún otro hay salvación, porque no se ha dado a la humanidad ningún otro nombre bajo el cielo mediante el cual podamos alcanzar la salvación.» Hechos 4:12 RVC Por esta razón debemos comprender que no es por nosotros, ni por ningún mérito propio que podemos llegar a recibir ese preciado y precioso regalo, sino por medio de Cristo, no importa que tan buenos seamos, jamás podríamos llegar a pagar tan alto valor de nuestra salvación, es acá en donde comprendemos que Jesucristo era el único que podía redimirnos, es decir, pagar el precio. Ciertamente la gracia de Dios los ha salvado por medio de la fe. Ésta no nació de ustedes, sino que es un don de Dios; (9) ni es resultado de las obras, para que nadie se vanaglorie. Efesios 2:8-9 RVC Entonces es por la fe en Jesucristo que podemos llegar a ser salvos, es una iniciativa de Dios no nuestra, es su sacrificio redentor que pagó el precio por medio de su sangre y que ahora tenemos la oportunidad de ese hermoso regalo. Considérelo en lo profundo de su corazón el día de hoy, no hay mayor bendición y mejor regalo que éste. Si usted hoy reconoce que necesita ser salvo, lo que necesita es buscar a Jesucristo y reconocerlo como su Señor y Salvador, entonces recibirá el don de la salvación y será galardonado con una vida eterna. Lo bendigo en el nombre de nuestro amado salvador Jesucristo, lo invito a dejarnos un comentario sobre su experiencia con el Señor al recibir el regalo de su preciosa gracia y al mismo tiempo lo animo a compartir esta reflexión con sus amigos a través de las redes sociales. Fraternalmente en Cristo Jesús. Pastor Fredy Gaytán www.fredygaytan.org |
AutorEl Pastor Fredy Gaytán es el pastor General y fundador de la Iglesia Tabernáculo de Adoración Dios es Real ubicada en la ciudad de Mazatenango Suchitepéquez, Guatemala. ArchivosCategorías |